Lo que hago una vez que los novios contactan conmigo es invitarles a una videollamada, antes de concretar cualquier detalle. Como ya tengo su número de teléfono, organizamos esa llamada en la que, lo primero que hago, es explicarles cómo suelo llevar a cabo las ceremonias.
Siempre les recalco que tienen total libertad para diseñar la ceremonia a su gusto, completamente alineada con su personalidad. En una boda civil no hay un formato rígido ni pasos establecidos, como ocurre en las ceremonias religiosas, por lo que todo es posible. Les hago ver que pueden crear una boda a medida, hecha con y para ellos, lo que suele agradarles mucho, especialmente a quienes no están muy familiarizados con cómo puede desarrollarse este tipo de ceremonia.
Además, hablo de la importancia del protagonismo equitativo. En la ceremonia, el papel de ambos debe estar balanceado, al 50/50. El novio tiene tanto protagonismo como la novia, desde la entrada hasta cada momento relevante, tal como hicimos en nuestra propia boda.
También les explico que la participación de familiares y amigos es esencial. Mi objetivo es que todos estén conectados y sean parte de la ceremonia. Por último, les subrayo que no me limito a leer un guion. Intento crear ceremonias únicas y personales, utilizando la literatura, contando historias y basándome en la trayectoria de la pareja, en cómo comenzó su historia de amor y cómo ha evolucionado. Esto hace que cada ceremonia sea especial y auténtica.
Cuando utilizo historias de la literatura o leyendas en la ceremonia, lo hago de manera que capten la atención de los invitados, logrando que la boda sea amena y que todos puedan llevarse algo especial a casa.
En cuanto a los rituales, estoy totalmente abierta a realizar cualquier tipo que deseen. No importa si quieren uno o dos, todo se adapta perfectamente. Además, no hay limitaciones: las mascotas pueden estar presentes, pueden entrar con la música que prefieran y elegir a los padrinos que deseen, sin tener que seguir las tradiciones habituales de que sean el padre o la madre. Pueden entrar acompañados por un amigo o cualquier ser querido que elijan.
Otra cosa que ofrezco es un pergamino, de manera gratuita, que queda muy bonito para firmar durante la ceremonia. Es un detalle que hacemos nosotros, Raúl se encarga de su diseño, y lo regalamos como un pequeño «acta» conmemorativa.
También podemos incluir momentos especiales para recordar a aquellos que ya no están, si así lo desean. Todo puede diseñarse con plena libertad, de forma consensuada con la pareja. Mi objetivo es que ellos tengan el control de cada detalle de la ceremonia. Al final, siempre me gusta cerrar con unas palabras y ofrecer mis mejores deseos para su vida en común.
Por lo general, los novios suelen estar un poco despistados al principio, porque las bodas civiles convencionales suelen ser muy básicas: se leen los artículos legales, el «sí, quiero» y poco más, con algunas intervenciones de los invitados que llevan sus discursos ya escritos. Las ceremonias que yo realizo son completamente diferentes a ese enfoque. No me limito a leer un guion, sino que me dedico a crear una ceremonia única.
Es ahí donde radica uno de mis puntos fuertes, porque muchas parejas llegan con la idea de lo que han visto en bodas anteriores, como la de una prima o amiga, y cuando descubren que pueden diseñar su propia boda, se sorprenden gratamente. Les hago ver que todo es posible: pueden elegir la música que quieran para su entrada, incluir los momentos que más les importen, llevar a su mascota, y permitir que participen las personas que ellos consideren. Esa libertad para confeccionar la boda a su medida es algo que, sin duda, les atrae mucho.
Además, siempre recalco que, como maestra de ceremonias, no me limito a leer un texto. Mi enfoque es más bien una representación, en la que interactúo con los invitados y trato de crear una conexión con todos. Creo que este estilo, más dinámico y personalizado, es lo que resulta tan atractivo para ellos. Sin duda, es algo que conviene resaltar cuando se presenta el servicio.
